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¿Por qué es importante que los padres se involucren en el proceso de aprendizaje de sus hijos?

Aunque suene muy obvio, cuando los padres se involucran en la educación de sus hijos les brindan la oportunidad de adquirir muchas más herramientas emocionales y mentales para su desarrollo.

La escritora y consultora argentina Mariela Dabbah, autora del libro “Ayude a sus hijos a triunfar en la escuela” explica que cuando los padres se involucran en este proceso “pueden identificar áreas donde sus hijos necesitan apoyo, y junto con los maestros pueden diseñar un plan para superar cualquier dificultad». Hacer esto envía un mensaje a los jóvenes: que la escuela es algo serio e importante.

Muchos padres llevan vidas llenas de obligaciones laborales y a menudo ponen la educación de sus hijos en un segundo plano, e incluso, la delegan a otras personas como abuelos, hermanos mayores, tíos o profesores.

La realidad es que los padres son los primeros que deben preocuparse por apoyar y guiar a los niños en su desarrollo académico y personal.

De acuerdo al Departamento de Educación de los Estados Unidos (2005) en su publicación “Como Ayudar a su hijo con la tarea escolar” las investigaciones científicas demuestran que los niños son más aptos a tener éxito en el aprendizaje cuando sus familias los apoyan activamente, cuando los padres leen a sus hijos, dialogan con sus maestros, participan en la escuela o en actividades educativas y en ayuda con las tareas escolares tienen ventajas sobre los que no tienen este tipo de apoyo.

Lamentablemente, solo el 29% de la gente joven con edades comprendidas entre 11 y 18 años dicen que sus padres participan activamente en ayudarlos a sobresalir en la escuela, según encuestas reseñadas por el Search Institute.

Si tantas investigaciones demuestran lo importante que es este vínculo entre padres e hijos a la hora de ver buenos resultados, ¿por qué son tan pocos los que quieren participar activamente?

Son muchas las causas, pero reseñamos las más comunes:

  • Falta de pertenencia a la comunidad educativa.
  • Desconocimiento de lo que pueden hacer.
  • Desmotivación por considerarse inexpertos.
  • Exigencias en el mundo laboral que restringen su tiempo.
  • Puntos de vistas distintos a los de la escuela.

Ciertamente hay aspectos que son más difíciles de resolver que otros, como por ejemplo la falta de tiempo por cargas de trabajo; pero en el caso de la desmotivación o la falta de pertenencia, los docentes y la comunidad educativa deben fomentar la comunicación para romper paradigmas y llegar a acuerdos.

De hecho, la relación entre docentes debe ser cercana a su alumnado, y por ende, a sus familias. Algunas recomendaciones que los educadores pueden llevar a la práctica son:

  • Organizar actos deportivos en donde se incluyan a padres y madres.
  • Desarrollar charlas de integración familiar al inicio de cada curso para buscar el bienestar común.
  • Planificar un día para compartir con las familias.
  • Incluir a los padres en grupos interactivos (aplicaciones) en donde se intercambie información relacionada con las actividades escolares.
  • Realizar entrevistas con los padres.

No hay fórmulas mágicas para lograr que los padres se interesen más en los estudios de sus hijos, pero la comunicación abierta y amigable de parte de los docentes acerca del rendimiento, fallas y fortalezas de los alumnos puede ser determinante en la corrección de problemas y garantizar que encaminen sus esfuerzos en la dirección correcta.

Benja Faivovich

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