¿Por qué el juego es importante para aprender?
El juego es una parte esencial de la vida del ser humano.
Es una actividad tanto mental como física que favorece el desarrollo integral de los niños y ayuda a la socialización y relajación de los adultos.
Sin importar la edad que se tenga, cuando jugamos entramos en un terreno de investigación, descubrimiento, creación, competencia, e incluso, ilusión y fantasía. Por eso los juegos cumplen un rol destacado en el aprendizaje, pues nos ayudan a desarrollar nuestra creatividad y muchas habilidades mentales y motoras.
Ahora bien, hay tantos tipos de juegos que colocarlos todos en el mismo saco sería inadecuado. ¿Todos los juegos ayudan a aprender? ¿Existen juegos que son mejores que otros? La respuesta dependerá de los resultados que se buscan.
Por ejemplo, de acuerdo a una investigación publicada por la revista JAMA Pediatrics, los juguetes electrónicos con luces y sonidos no potencian la comunicación oral entre los niños pequeños y sus padres como lo hacen los juguetes tradicionales. Los rompecabezas y libros didácticos, en cambio, si ayudan a que los niños se comuniquen más con sus familiares y usando un lenguaje más elaborado.
Por otro lado, hay investigaciones que afirman que los videojuegos ayudan a que las personas incrementen sus habilidades motrices, como la coordinación entre un sentido y un movimiento.
De acuerdo a un estudio elaborado por la Oficina de Investigaciones Navales de EEUU, los videojuegos incrementan la inteligencia de las personas, aumentando su capacidad para resolver problemas, crear tácticas y adaptarse. Incluso, el estudio sostiene que los jugadores tienen entre un 10 a 20% más de capacidad cognitiva y perceptiva que quienes no juegan.
No solo los videojuegos mejoran nuestras habilidades. El esparcimiento fuera de las aulas también potencia el aprendizaje. Se ha demostrado que las dinámicas al aire libre son excelentes para nuestro aprendizaje. Por eso muchas instituciones apuestan por llevar a sus alumnos a visitar museos y centros históricos que despierten emoción e interacción.
Consejos para que el aprendizaje se convierta en juego.
¡El cerebro necesita emociones positivas para aprender! La alegría, la relajación, el afecto, contribuyen a crear las condiciones idóneas para que aprendamos.
Tenemos que convertir el aprendizaje en juego. A continuación te comparto algunos consejos para que el juego surta efecto:
- Sintoniza con el estado emocional de tus alumnos, dedica un tiempo al dialogo, atiende (si existen) las emociones negativas antes de realizar una dinámica.
- Utiliza el sentido del humor para crear un ambiente relajado y feliz.
- Despierta la curiosidad de los demás a través del factor sorpresa.
- Mantén siempre una actitud positiva.
Para finalizar, quiero dejar unas últimas reflexiones del psicólogo suizo Jean Piaget. Él afirmaba que la infancia del individuo juega un papel vital en el desarrollo de la inteligencia y que los niños aprenden a través de la acción y la exploración.
A medida que los niños crecen, pueden enfrentarse a juegos más difíciles, en concordancia con el desarrollo de su inteligencia.
El juego empieza en la infancia; nos sitúa en la realidad de nuestro entorno, nos produce gratificación y desarrolla nuestra inteligencia, pero no es un proceso que acaba: continúa a lo largo de nuestra vida y nos permite seguir asimilando nuevos conocimientos.