APASIONADOS POR LA EDUCACIÓN (Desmitificando la vocación)
En las últimas semanas me he encontrado con muchos profesores y directivos de educación que me han dicho que ya no sienten esa motivación que tenían cuando empezaron a trabajar y que se estaban cuestionando si tenían una verdadera vocación, ya que estaban agotados, desencantados y muy afectados por el estrés.
Por esta razón, quiero compartirles una mirada respecto de la vocación y la pasión, ya que todos quienes estamos en educación nos hemos encontrado con personas que se cuestionan si aman lo que hacen. Hoy te entregaré herramientas para apoyar a quienes están pasando por etapas difíciles o para que las apliques tú mismo si las necesitas.
Empecemos desmitificando la vocación. Entenderemos por «vocación», un llamado profundo y divino que una persona siente para dedicarse a una profesión. La vocación es algo maravilloso y quienes han sentido ese llamado para dedicarse a la educación lo hacen con muchísimo profesionalismo y amor. Sin embargo, no todos los educadores sienten ese llamado y eso también está bien.
Un estudio de Álvaro Marchesi en 2007 reveló que menos de la mitad de los docentes considera tener vocación por educar. Esto nos hace cuestionarnos el hecho de poner todas nuestras esperanzas solo en la vocación. ¿Qué sucede con aquellos que han llegado a la educación por cosas de la vida y no por un llamado divino? Pues bien, hoy les quiero contar que existe un camino que les dará la fuerza y motivación para realizar un excelente trabajo: la pasión.
En primer lugar pongámonos de acuerdo en cuanto a una definición de PASIÓN para poder entender lo mismo. Una definición simple y concreta que aprendí hace un tiempo corresponde a que «pasión es aquello que te hace perder la noción del tiempo cuando te dedicas a ello».
Es fundamental que no solamente apuntemos a tener pasión por nuestro trabajo, ya que esto podría – en el tiempo, llevarnos a niveles de desbalance importantes, ya sea porque acumulamos estrés y cansancio o bien porque nos convertimos en personas monotemáticas que sin darse cuenta pierden la conexión con los demás. Es por ello que apuntaremos a ser personas apasionadas de manera integral.
Para identificar nuestras pasiones una primera pregunta que tienes que hacerte es: ¿en qué momentos y etapas de mi vida he sido más feliz? ¿qué recuerdos tengo de haber estado con mi corazón lleno y dedicándome a algo de manera apasionada?
Estas preguntas nos acercan a aquellos elementos que nos encantan y que han dejado una marca en nosotros.
Como segunda etapa analizaremos los elementos que dijimos que nos habían hecho felices y extraeremos de ahí nuestras pasiones. Lo ideal es que tengamos al menos 3 ó 4, pudiendo llegar a una cantidad mayor sin problema. Nuestras pasiones pueden estar vinculadas a una gran diversidad de aspectos, pudiendo apasionarnos los viajes, el compartir, un deporte, un arte, tener un cierto rol, desarrollar una función o labor específica, estar con ciertas personas que amamos, ayudar a otros, etc.
Ahora que ya sabemos que somos personas apasionadas, te invito a que revises tu lista de pasiones y asegúrate de que al menos una de tus pasiones se vincula con la educación. Si no es así, agrega una línea y escribe qué aspecto de la educación en general o de tu labor, te hace feliz. Esa será tu pasión.
Si te cuesta identificar este aspecto, no te preocupes. A continuación, te doy una ayuda.
Existen muchísimos aspectos que podrían llevarnos a apasionarnos por la educación. Uno de ellos es el impacto gigante que la educación tiene en las personas:
- Les permite desarrollar valores y convertirse en grandes personas.
- Les ayuda a adquirir herramientas que les permiten salir adelante en la vida a nivel personal y profesional.
- Entrega competencias que ayudarán a la persona en el mundo del trabajo.
- Permite formar habilidades para la vida como el pensamiento crítico, la flexibilidad, el autocontrol y la autoconfianza.
Por otro lado, la práctica educativa también tiene aspectos apasionantes:
- El contacto con la otra persona y el compartir emociones y vivencias.
- El poder enseñar y guiar al estudiante en el descubrir aspectos que lo iluminen.
- La oportunidad de ser un referente para el estudiante en todo sentido.
- También está la oportunidad de guiar a un equipo en el logro de resultados de alto nivel.
«La pasión por lo que haces es el combustible para mejorar y tener resultados, llegando a la excelencia»
En educación, la excelencia la logran aquellos apasionados que se convierten en maestros, los cuales cuidan a sus dirigidos, fomentan sus talentos, desarrollan en ellos la pasión, son un ejemplo y referente y, finalmente, los ayudan a formar valores y habilidades duraderas.
Toda pasión se encuentra con obstáculos y etapas oscuras, pudiendo redundar en desmotivación, desesperanza y estrés. La única manera para mantener nuestra pasión será el trabajarnos internamente, sabiendo al final del día que somos 100% responsables de nosotros mismos, ya que los eventos exteriores no nos determinan. Nuestra respuesta, tanto interna como externa, está en nuestras manos.
Un abrazo.
Pd: En caso de que se te haya hecho difícil o que no hayas podido identificar ninguna pasión, te invito a que participes activamente en alguna actividad de servicio a otras personas. Cuando ayudamos, nos liberamos del egoísmo y nos conectamos con nosotros mismos, permitiéndonos encontrar nuestras pasiones.
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Agradezco a quienes me inspiraron y ayudaron en la construcción de esta nota, mención especial para Kathleen Seeley y Jack Canfield, mis mentores y maestros en el arte de la pasión. Janet Bray Attwood, creadora del libro The Passion Test y Mario Waissbluth, quien en Se acabó el Recreo, nos revela la importancia de la educación.
Esteban Álvarez
Vice Presidente Ejecutivo de EmprendeJoven
