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Se busca reemplazo…

Yo tenía tan solo 9 años y esa tarde recién volvía del colegio cuando sin explicarme nada, los adultos de mi casa me decían “no te preocupes Esteban, tu mamá va a estar bien, tú tranquilo”. Con esas palabras que intentaban darme calma, yo me iba preocupando y asustando poco a poco.

Luego se atrevieron a contarme que mi madre había tenido una crisis mientras iba manejando, que ella estaba bien, que logró frenar milagrosamente y que ahora se la habían llevado al hospital. Al recordar esto, me vuelvo a conmover y siento esa misma transpiración fría que recorrió mi espalda a tan temprana edad.

Mi madre ya venía muy estresada hace meses y le habían recomendado “bajar dos cambios”, pero había continuado con la misma intensidad de siempre y llegó ese momento en que su cuerpo le dijo “hasta aquí llego yo”. Ahora estaba en la clínica internada y sedada por unos días para regular sus niveles.

Cuando volvió a despertar estuve con ella y le di un abrazo tan apretado y largo que quería que durara para siempre. Se veía débil pero seguía con esos ojos de luchadora que siempre me han inspirado.

Los doctores fueron claros: esta crisis es por un estrés crónico y ella ya llegó a un nivel de depresión importante, tiene que estar en cama durante un mes con muchos sedantes, luego de eso veremos cómo evoluciona. Lo más preocupante es que al parecer se le activó un cuadro bipolar.

Este fue uno de los momentos cruciales en mi historia de vida, mi madre había sido profesora durante muchos años en los lugares más pobres de Santiago de Chile, entregando lo mejor de ella para familias que estimaba profundamente. Sin embargo, por no cuidarse, el escenario era incierto.

“Se busca reemplazo” decía el aviso que publicaron para encontrar a alguien que tomara el lugar de mi mamá.
A veces nos desgastamos en exceso y perdemos de vista lo verdaderamente importante, la vida es como una maratón, tenemos que dosificar los esfuerzos para poder completar la carrera.

Es tiempo de cuidarnos.
Cuando hablo del autocuidado, no me acerco desde la teoría, sino desde lo más profundo de mis memorias emotivas de aquella época difícil junto a mi madre. Cuando veo a un educador más estresado de lo razonable tengo que decirle “no vale la pena perjudicar tu cuerpo ni tus emociones, el momento de cuidarte es hoy, no en un tiempo más”.

Los que hacemos nuestro trabajo con pasión y compromiso, especialmente en educación donde otros cuentan con nosotros, a veces nos echamos toda la carga al hombro y hacemos esfuerzos importantes para seguir adelante a pesar de todo. Eso en principio es admirable, pero tenemos que aprender a dosificar para no quemarnos.

Lamentablemente no siempre tomamos las mejores decisiones cuando estamos en esas circunstancias. De acuerdo con Amy Arnsten, académica de la facultad de medicina y neurociencia de Yale University, estresados tomamos malas decisiones debido a que se debilita nuestra capacidad de usar la memoria de trabajo y de focalizar nuestra atención.

Uno de los neuroquímicos del estrés es el cortisol y los científicos mencionan que tenemos una presión interna de cortisol muy alta cuando nos estresamos, y cuando esos niveles siguen subiendo es como que nos rebalsamos o explotamos. Lo que vemos como arranques de rabia, de ansiedad o agresividad.

Pasamos de momentos puntuales de emociones negativas a estados anímicos que quedan instalados y tiñen todo lo que hacemos.
Nuestra familia o amigos suelen hacernos comentarios como “te hablo y no me escuchas”, “andas como irritable”, “te veo cansada/o”. Y aunque tengan la mejor de las intenciones, solo logran irritarnos más con esas palabras.

Pero ¿por qué entramos en estas espirales de estrés y agotamiento? Esta es una de esas heridas del COVID. Quienes están trabajando en los colegios hoy en día se enfrentan a un nivel de esfuerzo muy superior al de los dos años anteriores, sumado a que muchos niños vienen cargados con emociones negativas de hogares donde el estrés también abunda.

Si estás en esta senda negativa, es urgente que comiences a dar un giro. Solo de esa manera podrás disfrutar nuevamente de lo mágico de la vida, podrás descansar y relajarte de manera profunda y estarás en buen pie para ser un aporte humano y profesional para tus estudiantes.

Baja el cortisol y sube la serotonina.
Algunas herramientas a nuestro alcance que te recomiendo 100% para regular tu estrés al bajar los niveles de cortisol y aumentar la serotonina, la hormona de la felicidad:
Exponerte al sol, cosa que a muchos nos faltó durante las cuarentenas.
Tomar duchas calientes o ir al sauna.
Dormir suficiente, si no logras conciliar el sueño puede ser que estés entrando a niveles de estrés dañinos para ti.
Cambiar las prioridades y ponerte primero tú, aprender a escuchar a tu cuerpo y sin pensarlo dos veces, hacer ejercicio de manera regular. Puedes comenzar con una caminata de 30 minutos 3 o 4 veces a la semana y día a día vas subiendo levemente la intensidad.

La neurociencia del logro de metas nos indica que para motivarnos a lograr una nueva meta, el ideal es visualizar la imagen de nuestro objetivo deseado. ¿Cómo imaginas que estarás cuando llegues nuevamente a tu óptimo estado emocional, físico y mental?.

Y la mejor manera de sostener la motivación, aunque sea contraintuitivo, es visualizando cuáles podrían ser las consecuencias negativas de no lograr esa meta. En este caso las consecuencias podrían ser que termines enferma/o, teniendo que estar un mes en cama, o bien, alejando o dañando a quienes más te aman.

Si te motivaste y quieres empezar a cuidarte de verdad, te invito a tomar acción ahora mismo respondiendo este correo con unas breves palabras de compromiso y respeto por ti misma/o. Te sentirás empoderada/o luego de ese simple acto.

Para cerrar la historia con la que comencé, mi madre luego de un tiempo logró sobreponerse y más adelante volvió a encontrarse con sus queridos estudiantes.

pd: Recuerda compartir este mensaje con aquellas personas de tu equipo que también podrían beneficiarse al leerlo.

Un abrazo fuerte, de esos que la pandemia ha querido quitarnos pero que no lo logrará.

Esteban Álvarez
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